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Opinión

¿Cómo sería hoy Cuba sin los 65 años de peste castrista?

La pregunta es inevitable entre los cubanos, de dentro y fuera de la Isla, al hacer su entrada en escena el nuevo año 2024.

Miami

Vista actual de la bahía de La Habana.




Vista actual de la bahía de La Habana.

Bienvenidos Cuba

La pregunta del título es inevitable entre los cubanos, de dentro y fuera de la Isla, al hacer su entrada en escena el nuevo año 2024, algo que desde mediados del siglo XX viene de la mano del recuerdo de la peste, no negra o bubónica, sino verde-olivo-castrista, que prácticamente acabó con Cuba.

Como vimos en un artículo anterior, al hacer su entrada triunfal Fidel Castro en La Habana en enero de 1959 —un jefe guerrillero que no combatió y permaneció refugiado toda la guerra en la Sierra Maestra bien acompañado por una mujer—, Cuba vivía el mayor boom económico de su historia.

En los seis años y nueve meses de la dictadura batistiana no hubo libertades políticas y se pisoteaban los derechos humanos, pero las libertades económicas permanecieron intactas y Cuba tuvo un auge inédito en la inversión de capitales privados cubanos y extranjeros.

Y también de inversión del Gobierno. En la infraestructura vial del país y en la construcción de obras monumentales como el conjunto de edificios públicos de la Plaza Cívica, que con 72.000 metros cuadrados es una de las más grandes del mundo. Así como el Coliseo de la Ciudad Deportiva y otras muchas.

Con aquel vertiginoso impulso, iniciado luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial, Cuba avanzaba con un ritmo firme que le estaba permitiendo acercarse al llamado Primer Mundo, el conjunto de países con mayor desarrollo socioeconómico.

Pero como infelizmente dice la canción que nunca debió componer Carlos Puebla, “llegó el comandante y mandó a parar”. ¡Y de qué manera! De país enrumbado al mundo desarrollado, Cuba se convirtió en el más atrasado y pobre del hemisferio occidental, si se excluye a Haití.

Como soñar no lo puede prohibir ninguna tiranía, al cumplirse ahora 65 años de caerle encima a los cubanos la peste castrista lancemos al vuelo la imaginación para visualizar a grandes rasgos cómo sería hoy Cuba, si no hubiese sido destrozada por la “revolución cubana”.

Comenzaré con lo que creo sería uno de los mayores deseos en este jugar a soñar con los ojos abiertos: no colas interminables, no hambre, no falta de transporte, de medicinas. ¡Ni de nada! No PCC, UJC, ni CTC antiobrera. No diario Granma, CDR, Mesa Redonda en la TV. No esbirros, chivatos, brigadas de respuesta rápida. No propaganda mentirosa e idiota, ni presidio político, palizas en la calle por motivos políticos. No libreta de abastecimientos. No falta de libertades y derechos ciudadanos.

La economía de Cuba estaría casi ensamblada con la de EEUU

Ya en pleno sueño podemos suponer, conservadoramente, que con inversiones extranjeras y cubanas por 350.000 millones de dólares en estos 65 años, Cuba estaría hoy ya muy cerca del Primer Mundo, o quizás ya dentro. Y digo conservadoramente porque en 1958 el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile y de Cuba era aproximadamente del mismo tamaño, y ese país sudamericano en solo en 2022 recibió inversiones directas extranjeras por 20.212 millones de dólares.

Por razones geográficas, y por pura lógica, lo más probable es que la economía cubana en la práctica estaría ensamblada con la del vecino gigante estadounidense mediante acuerdos de integración comercial-industrial posiblemente más abarcadores que el actual T-MEC entre EEUU, México y Canadá.

Estar físicamente tan cerca de la mayor potencia económica mundial es una privilegiada ventaja de Cuba, como la tienen Canadá y México. Hoy habría tal trasiego económico, comercial, turístico, y tecnológico entre la gran potencia mundial y la Isla que tal vez estaría ya construido un puente flotante, o sólido, entre Cayo Hueso y algún punto cercano a La Habana.

Las exportaciones cubanas de bienes y de servicios de verdad (no de esclavos de bata blanca) hoy podrían andar por los 80.000 millones de dólares, 38 veces los 2.100 millones de 2022. Chile el año pasado exportó bienes y servicios por valor de 97.000 millones de dólares.

Probablemente Cuba sería el segundo mayor polo turístico de América Latina, luego de México (38 millones de visitantes en 2022), con unos 15 millones de turistas anuales o más, que aportarían unos 20.000 millones de dólares.

Eso sería casi el doble de los ocho millones visitantes recibidos en 2022 por República Dominicana, o los siete millones de Bahamas, y mucho más que los 4,3 millones de Colombia, los 3,6 millones de Brasil, los 2,3 millones de Uruguay y los 2,4 millones de visitantes de Costa Rica, que fueron los mayores receptores turísticos de la región, según la Organización Mundial del Turismo.

En las playas cubanas habría resorts tan espectaculares como los de Florida, México, Bahamas y las Bermudas. Habría grandes terminales de cruceros. En general habría aeropuertos modernos, autopistas, trenes rápidos a lo largo de toda la Isla. La Habana tendría un megapuerto de categoría mundial en el Mariel, como centro neurálgico de transporte y transbordo mercante entre Sudamérica y Centroamérica con Norteamérica.

Sin “revolución” Cuba no habría perdido tan enorme cantidad de capital humano y know-how. Estarían en la Isla varios millones de cubanos más, entre los que han emigrado, sus hijos y nietos. No tendrían por qué haberse ido de su país natal, que antes de 1959 era un imán para atraer inmigrantes desde todas partes del mundo. En total, Cuba atrajo a unos dos millones de inmigrantes desde 1902.

En diciembre de 1958 el Ministerio de Estado (Relaciones Exteriores) batistiano tenía pendiente de aprobación la solicitud de 12.000 italianos que, con dictadura y todo, querían emigrar a Cuba.

La Isla tendría hoy unos 17 millones de habitantes (Chile tenía en 1958 aproximadamente la misma población que Cuba y hoy tiene 19,5 millones de habitantes). La fuerza laboral contaría con cuatro o cinco millones más de cubanos produciendo eficientemente, y consumiendo. El PIB podría ser al menos seis o siete veces superior al actual, con un per cápita de los más altos de Latinoamérica, y no el más bajo, como hoy, si se excluye a Haití.

Si La Habana en los años 50 ya era un centro financiero de envergadura, hoy con más razón podría ser el Hong Kong o el Singapur del Caribe y Centroamérica, y tan importante como el de otras grandes capitales de Latinoamérica. La Bolsa de Valores, cuyo edificio frente al Malecón quedó sin terminar en 1958 y fue convertido luego en el Hospital Hermanos Ameijeiras, sería una de las más importantes de la región.

Otros 15 presidentes de la República, 23 en total desde 1902

En 65 años se habrían elegido otros 15 presidentes de la República, que sumados a los ocho anteriores (Estrada Palma, Gómez, Menocal, Zayas, Machado, el propio Batista en 1940, Grau, y Prío) serían ya 23 los presidentes cubanos electos en las urnas desde 1902.

¿Que habría pobres, crímenes y droga? Sí, pero a quien haga esa pregunta izquierdosa hay que decirle que hoy con la “revolución” y el “hombre nuevo” hay en Cuba infinitamente más pobres y desamparados, más prostitución y crímenes (este año 2023 se cometieron casi 90 salvajes feminicidios), robos con violencia, y más drogas que en nunca antes en desde los tiempos de Diego Velázquez.

La Habana, que hoy suelta los pedazos, oscura, triste y apestosa, sería la fabulosa ciudad de siempre, una de las más seductoras, famosas y bellas del mundo. Con su célebre vida nocturna, deslumbrantes tiendas y malls, empinados rascacielos, anchas avenidas y líneas férreas por sobre la ciudad, y extendida ya la urbe extendida hacia el oeste más allá de Santa Fe, y hacia el este por la costa con cientos de edificios nuevos y hoteles hasta las inmediaciones de Playa Jibacoa, a 55 kilómetros del centro de La Habana.

Y basta por hoy. Calderón de la Barca decía: “los sueños, sueños son”. Cierto, pero también lo es que muchos se pueden hacer realidad. Ojalá en 2024 termine la peste comunista y todos estos sueños cubanos al fin devengan realidad.

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9 comentarios

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Muy acertado lo que dice Amadeus, Cuba sería en buena medida lo que es hoy Miami para el turismo latinoamericano, por razones culturales e históricas, y tambien para los propios estadounidenses y los europeos, etc. Y muchos de los espectadulares hoteles de Miami estarian en La Habana, en Varadero y otras playas cubanas.

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De no haber ocurrido la desgracia que le cayó a esa desdichada isla en 1959, Cuba tendría hoy el rol que tiene hoy Miami como vértice turístico y financiero para Latinoamérica.

En respuesta a De no haber ocurrido la… por Amadeus

Así es. La política mas importante para un país es promover un pueblo con derechos democráticos y una buena economía .

En respuesta a De no haber ocurrido la… por Amadeus

En Cuba había una “dictablanda” hasta que un gangster tomó el poder con engaño y alevosía. Nunca Cuba tuvo una subordinación a Estados Unidos como la que después impuso el régimen castro-comunista con Rusia, caso único en el Mundo de que se mencionara a una potencia extranjera como parte y garante de la Constitución de 1976. Ahora vuelven los rusos, con otro ropaje pero las mismas intenciones. Parece que esa plaga es difícil de eliminar.

Juanmar, Cuba estaria casi ensamblada ala economia de EE.UU, como dice el autor, y eso marcala diferencia. Cuba sí estaría en el Primer Mundo, y hace ya unos cuantos años. Recuerde que ya en 1958 teia un PIB per capita superior al de varios países europeos, incluyendo a Italia, y duplicaba al de España

Después de leer ambos artículos del Sr. Quinones, yo diría que coincido en muchos aspectos y enfoques de su trabajo, pero me parece un poco aventurado decir que Cuba sería hoy un país del primer mundo…Hoy en día las nuevas tecnologías, el dinamismo de la inversión tanto nacional como extranjera, así como las instituciones, juegan un papel fundamental para balancear una economía moderna y próspera, nada sencillo. Al primer mundo pertenecen hoy en día países como Corea del Sur, Taiwán y Singapur, junto a países de Europa Occid. y Central, más USA y Canadá. Cuba nunca tuvo tecnologías de punta, ni instituciones de primer mundo, ni industria innovativa. Sí tenía inversiones a gran escala como apunta el autor, pero las exportaciones dependían de muy pocos productos agrícolas, y de las instituciones mejor ni hablar.
Que estuviera cien veces mejor que el desastre actual no me cabe ninguna duda, pero..Primer Mundo?? Permítame que lo dude mucho, aunque la verdad nunca la sabremos. Saludos

En respuesta a Después de leer ambos… por Juanmar

Juanmar, Corea del Sur en 1958 era mas pobre y estaba mas atrasada tecnologicamente que Cuba, y hoy es la segunda potencia economica y social de Asia. El autor hace una extrapolación y se ubica en una Cuba capitalista ubicada al lado de EEUU, y en 2023, no en 1958

Cuando un país toca fondo en materia económica lo lógico sería que la sociedad toda se cuestione el modelo de desarrollo aplicado hasta ese momento.
La Argentina de hoy, dominada durante décadas por la corriente socialista de colectivismo y control estatal, decidió un cambio de 180 grados. Algo que fué posible dado que todavía conserva los mecanismos democráticos más o menos funcionales.
Pero, ¿ qué sucede cuando todo la superestructura estatal está diseñada para que nada cambie?
El gobierno cubano, con poder absoluto sobre todos los poderes del Estado, se blindó contra cualquier posibilidad de cambio real.
El pueblo cubano, anulado como agente de cambio, opta por abandonar en masa el país.
La situación, dolorosa en extremo, no deja de ser interesante desde el punto de vista de la psicología social.
Qué tiempo se puede mantener un statuo quo completamente afuncional en contra de la voluntad popular es ya curiosidad académica.

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Excelente reflexión de aquella nación próspera que aparecía entre las primeras en casi todos los índices socioeconómicos, pero que al igual está pasando ahora en EEUU, se embarcó en la utopía de borrar las injusticias y entre golpes de estados, indiferencia y resentimientos, abrazo al comunismo y su ruina.

El hubiera no existe, pero al menos ese ejercicio de extrapolar el desarrollo y el bienestar de antaño, nos permite entender el disparate de estas 6 décadas, ese que ahora algunos nuevos despistados, tan ilusos como nuestros antecesores, maquillan como socialismo democrático para empujárselo a otros.