La comunidad de apoyo y solidaridad tejida en torno a causas valiosas en las redes sociales a menudo se ve empañada por la interferencia de personas cuyas acciones pueden distraer la atención de los verdaderos objetivos humanitarios. Recientemente circuló en la comunidad digital cubana un caso emblemático relacionado con la pequeña Amanda Limos Ortiz, una niña cubana de tan solo dos años que acaparó la atención y el corazón de muchas personas en todo el mundo debido a su urgente necesidad de un trasplante de hígado. .